La tarea de descubrir y reconstruir, a través del pensamiento, los modos de producción que se han desarrollado, que todavía se desarrollan, en la historia, impone la reconsideración de cada uno de los problemas teóricos que plantea el conocimiento de las sociedades, es decir, los problemas del descubrimiento de las leyes. No de la “Historia” en general, sino de las diversas formaciones económicas y sociales que analizan el historiador, el antropólogo o el economista…
Estas leyes existen y expresan las propiedades estructurales no intencionadas de las relaciones sociales y su jerarquización, así como su articulación, basada en un modo de producción determinado. Para descubrir esta lógica profunda es preciso ir más allá de el análisis estructural de las formas, de las relaciones sociales y del pensamiento, intentar revelar los “efectos” de unas estructuras sobre las otras a través de los diversos procesos de la práctica social, y fijar su lugar real en la jerarquía de las causas que determinan el funcionamiento y la reproducción de una formación económica y social.
Escoger el materialismo de Marx como horizonte epistemológico del trabajo teórico en las ciencias sociales es querer llegar a un lugar en el que serán abolidas las distinciones y las oposiciones entre antropología e historia, en el que no será posible constituir el análisis de las relaciones y de los sistemas económicos en un campo autónomo, fetichizado. Un lugar situado más allá del empirismo funcionalista y de los planteamientos estructuralistas.
En esta perspectiva se sitúa el presente libro de Maurice Godelier, autor del que Siglo XXI Editores también ha publicado Racionalidad e irracionalidad en economía.