En el discurso moral actual, cada vez es más frecuente ver relacionados los términos de Ética y Responsabilidad. Al punto de que podríamos hablar de una Cultura ética de la Responsabilidad que invade tanto las diversas prácticas sociales como la propia concepción de nuestra vida moral y de nuestro modo de ser y de estar en la realidad. Curiosamente esta sostenida presencia ética de la responsabilidad, no se compadece ni con su comprensión, ni con el lugar que ocupa en la Ética. Este ensayo trata de salir al paso de ambas consideraciones a través de la consideración de cuatro momentos: el momento heurístico que escenifica el aspecto del «porqué» de una consideración relevante de la responsabilidad como tema clave de la ética en la actualidad; el momento sistémico que pone de manifiesto los constantes intentos por formalizar una teoría ética de la responsabilidad y su sostenida sensación de fracaso; el momento fenomenológico centrado en poner de relieve las condiciones de posibilidad requeridas para entender la acción como acción responsable; y, finalmente, el momento antropológico que pone de relieve la condición responsiva del ser humano -que hemos identificado como responsividad-. En ella se unen, tanto la estructura antropológica del ser humano capacitado y dispuesto a responder, fruto del encuentro y de la interpelación por el otro, como la respuesta -bajo la forma de discurso de la responsabilidad- exigida por dicho encuentro. En la relación entre estos dos momentos, surge el acontecimiento de la responsividad que alcanza así el lugar originario y fundante de la Ética -propiciando así su autonomía y su carácter secular-; y, a su vez, la expresividad ob-ligada de un discurso por parte de una razón que se sabe responsable de todo y por todos. De esta manera el ser humano se constituye como tal, con un modelo de razón responsable en el que la relacionalidad, la vulnerabilidad y la inteligibilidad son dimensiones de una razón que sale ya investida de moralidad.