Charles Tart reconcilia el mundo científico con lo espiritual, basándose en
la evidencia del fenómeno paranormal, que demuestra nuestra naturaleza
espiritual. Para la ciencia, el ser humano es un producto guiado por fuerzas biológicas y químicas, sin un sentido más profundo. Sin embargo, la existencia de la telepatía, la
clarividencia, las premoniciones y otros fenómenos nos vinculan con lo espiritual,
aunque muchos científicos sean escépticos al respecto.
En este libro, tras décadas de investigación en universidades de primel nivel, Charles
Tart prueba que el ser humano tiene impulsos y habilidades espirituales naturales.
CONTENIDOS :
Figuras y tablas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
1. La búsqueda espiritual en un mundo que cree
que todo carece de sentido . . . . . . . . . . . . . . 41
2. ¿Cómo sabemos que lo espiritual es real? . . . . . . 59
3. Las formas del no conocimiento: las distorsiones
de la ciencia y de la inteligencia . . . . . . . . . . . 83
4. Partiendo del mundo natural,
¿un golpe psíquico de Estado? . . . . . . . . . . . 111
5. Los aspectos extendidos de la mente:
“los cinco grandes” . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
6. Telepatía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
7. Clarividencia o visión remota . . . . . . . . . . . 159
8. Precognición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 180
9. Psicoquinesis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 206
10. Curación psíquica:
¿PQ en los sistemas biológicos? . . . . . . . . . . 229
11. Postcognición y aspectos extendidos
de la mente: “los muchos quizás” . . . . . . . . . . 238
12. Experiencias extracorporales . . . . . . . . . . . . 254
13. Experiencias cercanas a la muerte . . . . . . . . . 303
14. Supervivencia post mortem:
Comunicaciones desde el más allá . . . . . . . . . 328
15. Mediumnidad: Aproximación experimental
a la supervivencia post mortem . . . . . . . . . . . 346
16. Reencarnación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 372
17. ¿Qué hemos aprendido? . . . . . . . . . . . . . . 388
18. Si creyera en el Credo Occidental . . . . . . . . . 395
19. Volver a empezar: reflexiones personales . . . . . 402
20. Volviendo a la experiencia mística . . . . . . . . . 440
Apéndice 1. Lecturas recomendadas
de parapsicología . . . . . . . . . . . . . . . . . . 455
Apéndice 2. Fuentes en línea
de información científica sobre parapsicología . . . 466
Apéndice 3. Los archivos de las experiencias
trascendentes de los científicos (Taste) . . . . . . . 483
Apéndice 4. Psicología transpersonal . . . . . . . . . 487
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 501
Sobre el Instituto de Ciencias Noéticas (IONS) . . . . 511
Índice . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 513
PRÓLOGO :
Charles Tart dedica gran parte de este interesante y absorbente
libro a tratar de demostrar su título –es decir, que el materialismo
ha tocado a su fin y ha llegado ya, en consecuencia,
el momento de dejarlo atrás–, de modo que creo que este prólogo
servirá más adecuadamente al lector si, invirtiendo el
orden habitual, dejamos que sea el libro mismo el que cuente
las intenciones de su autor.
Frente a la idea de que el libre albedrío es una falacia y de
que nuestros pensamientos más nobles no son sino el fruto
de eventos eléctricos y químicos que se producen en el tejido
cerebral, Tart aspira a restablecer la dignidad y libertad de la
mente humana. El cuerpo y la mente, desde su punto de vista,
se hallan conectados por una vía de doble sentido. El materialismo
(llamado también reduccionismo) y el cientificismo
se aferran a la idea de que, en última instancia, todo puede
ser explicado en términos de corrientes eléctricas, reacciones
químicas o leyes físicas que todavía están por descubrir.
La mente y el espíritu no son, desde esa perspectiva, más que
meros epifenómenos.
La ciencia empieza en aquellos puntos en que nuestra experiencia
no concuerda con lo que sabemos o creemos saber.
Desde ahí, esboza una teoría explicativa partiendo de hipótesis
que, bajo condiciones controladas, pueden ser verificadas.
Aunque el materialismo ha demostrado ser muy fecundo
en el campo de las ciencias físicas, su éxito en ese dominio
ha acabado cristalizando en una creencia dogmática que do-
mina gran parte de nuestra cultura. Pero no se trata de una
teoría que explique la totalidad de la experiencia humana, ya
que nada dice, por ejemplo, acerca del efecto curativo de las
relaciones amorosas y compasivas. Es precisamente en este
tipo de relaciones donde se dan los fenómenos psi espontáneos.
Aunque las pruebas científicas de los fenómenos psi no
deben limitarse a la mera narración personal, sino que requieren
rigurosos controles de laboratorio.
Para acallar a quienes insisten en que debe haberse soslayado
alguna variable física, Tart describe con mucho detenimiento
los experimentos realizados tratando de determinar la
realidad del fenómeno psi. Y se toma muy en serio, en este
sentido, los comentarios de los escépticos bien informados.
Cuando alguien sugirió, por ejemplo, que las ondas electromagnéticas
podían actuar como portadoras de la información
de un determinado experimento de telepatía o clarividencia,
por ejemplo, los colegas de Tart consultaron a físicos y, al
enterarse de la imposibilidad, a 150 metros bajo la superficie
del mar, de tal eventualidad, no dudaron en replicar el experimento
en el interior de un submarino ¡obteniendo por cierto,
a pesar de ello, el mismo resultado!
Aunque la ciencia no sea una respuesta, sino una empresa
abierta, en nuestra naturaleza está buscar explicaciones. El
materialismo no posee todas las respuestas, algunas de las cuales
pueden ser encontradas en las grandes tradiciones religiosas
que, aunque utilicen terminologías diferentes, afirman que
el “ser”, la “mente” o el “espíritu”, es mayor que la mente humana
–mayor, en suma, que lo que podemos someter a una investigación
de laboratorio–. A pesar de ello, sin embargo, Tart
está dispuesto a poner a prueba sus reflexiones sobre las grandes
enseñanzas espirituales y su propia práctica espiritual.
No es extraño que me acuerde [Huston] de algunos de mis
alumnos del MIT [Massachusetts Institute of Technology],
entre ellos Tart, que posee un sólido conocimiento científico
y tecnológico. Recuerdo haberme enterado, un buen día, de
que algunos alumnos interesados en la rabdomancia estaban
tratando de ver si podían determinar, empleando una varilla
de zahorí, el lugar por el que pasaban, por debajo de la biblioteca
de la universidad, las cañerías de agua. También experimentaron
con la psicoquinesis utilizando, para ello, agujas
untadas en mantequilla que dejaban flotar sobre el agua y
sobre las que trataban de influir a través de la concentración
mental. Se trataba, para ellos, de un sencillo juego y no tenían
el menor empacho en admitir la pobreza de sus diseños
experimentales. Cuando expresé mi sorpresa por el hecho de
que los estudiantes de ciencias duras se divirtieran con ese
tipo de juegos, uno de ellos respondió: «¡Yo conozco la ciencia!
A los cinco años tuve mi primer laboratorio. Me dedico a
la ciencia. Solo quiero saber si ahí fuera hay algo más». Esos
muchachos eran como Aldous Huxley que, en cierta ocasión,
dijo estar interesado en los intersticios que separan las diferentes
casillas del conocimiento, esas grandes cuestiones
para las que todavía no tenemos ecuaciones ni, mucho menos
todavía, teorías. Este es un libro, en suma, con cuya lectura
disfrutará cualquier persona curiosa y con la mente abierta y
a la que le gusten los desafíos intelectuales.
El fin del materialismo es la obra de un ser humano completo
dispuesto a compartir la amplitud de sus intereses, especulaciones
y experiencias como científico. El autor contempla,
con una seriedad despojada de toda rigidez, una disciplina
tan controvertida como pobremente financiada. Aunque hoy
en día nadie es quemado en la hoguera por cuestionar la “verdad”
convencional, las publicaciones profesionales son muy
cautelosas a la hora de publicar artículos de investigación
que sostengan la existencia de los fenómenos psi o los consi-
deren tema legítimo de investigación científica. Pero Charles
Tart sigue con las mismas ganas de descubrir «si ahí fuera
hay algo más», y con la misma capacidad de amar y reír que
siempre.
Huston Smith y Kendra Smith