Introducción
Las palabras de mi maestro perfecto es una introducción clásica a los
fundamentos del budismo tibetano, recomendada frecuentemente
por Su Santidad el Dalai Lama y otros eminentes maestros. Constituye
una guía detallada de los métodos con los cuales podemos transformar
nuestra mente y empezar a recorrer el camino hacia la budeidad,
el estado del despertar y la libertad. La primera mitad del libro
contiene una serie de reflexiones sobre las frustraciones y el profundo
sufrimiento del samsara, el círculo de la existencia producido por
la ignorancia y las emociones aflictivas, y el enorme valor de nuestra
vida humana que nos proporciona una oportunidad única para obtener
la budeidad. La segunda mitad explica los primeros pasos del
Vajrayana, el «Vehículo Diamantino», cuyos poderosos métodos de
transformación son la característica distintiva del budismo del Tíbet.
Este texto de Patrul Rimpoché no es un tratado para expertos,
sino un manual de consejos prácticos para cualquiera que desee
sinceramente practicar el Dharma. En él se explica todo lo que
necesitamos saber para practicar las enseñanzas y también, a menudo
con increíble ironía, los muchos errores que pueden llegar a
cometerse en el camino espiritual.
Fue escrito en un estilo que puede dirigirse por igual a nómadas
y campesinos que a lamas y monjes. De hecho, Patrul Rimpoché
solía aclarar que no era un texto literario, sino sencillamente una
recopilación de las instrucciones orales recibidas de su maestro
tal como las había oído. El lenguaje abarca tanto poesía como
expresiones coloquiales. Cada punto está ilustrado con numerosas
citas, ejemplos cotidianos de la vida diaria y abundantes historias.
Algunas de estas historias se remontan a los mismos orígenes del
budismo, en el siglo vi a.C., e incluso antes. Unas están extraídas
de las vidas de los grandes maestros de la India y el Tíbet; otras
se refieren a las costumbres del hombre medio de Kham, la tierra
natal de Patrul Rimpoché.
La magia particular de este libro consiste en que podemos sentirnos
como discípulos de Patrul Rimpoché, escuchando los consejos
que nos da de corazón, basados en la tradición oral recibida
de su propio maestro y en su profunda experiencia adquirida con
años de práctica.
Patrul Rimpoché era famoso por el modo directo en que probaba
la profundidad de la mente de sus discípulos. Él creía firmemente
en una máxima de Atisha: «El mejor amigo espiritual
es aquel que ataca nuestros defectos ocultos». Aunque su trabajo
está claramente adaptado a los que lo escuchaban, con un pequeño
esfuerzo podemos fácilmente comprobar que la naturaleza humana
es básicamente la misma a pesar del tiempo y la cultura. Sentimos
que lo más recóndito de nuestro ser es expuesto y nos vemos forzados
a cuestionarnos los hábitos de nuestro pensamiento y abrir
nuestra mente a nuevas posibilidades.
En el capítulo de conclusión, el autor describe su trabajo de la
siguiente manera:
Al escribir estas instrucciones no me he guiado especialmente por consideraciones
estéticas o literarias. Mi objetivo principal ha sido simplemente
recoger fielmente las instrucciones orales de mi venerable maestro
de un modo que sea fácil de entender y útil para la mente. He hecho todo
lo que he podido para no estropearlas mezclándolas con mis propias
palabras o ideas. En diferentes ocasiones, mi maestro solía dar también
numerosas instrucciones específicas para descubrir las faltas ocultas y
he añadido las que he podido recordar en los lugares más idóneos. No
las uséis para observar las faltas de los demás, sino más bien como un
espejo para descubrir las vuestras. Examinaos cuidadosamente para ver si
tenéis esas faltas o no. Si las tenéis, reconocedlas y eliminadlas. Corregid
vuestra mente y haced que relajadamente vaya por el camino correcto…
Para el budismo Vajrayana, la Iluminación no es un ideal remoto
sino algo que, con los métodos apropiados y un esfuerzo supremo,
puede ser conseguido aquí y ahora, en esta misma vida. En la tradición
viva de sabiduría del Tíbet, cada escritura, cada práctica de
meditación y cada adiestramiento de la mente se pasa de maestro
a discípulo y se interioriza hasta que llega a ser parte integral de
la experiencia de esa persona. Una de las palabras para la práctica
espiritual en tibetano es ñamlen, literalmente «experimentarlo».
Alguien a quien se le puede considerar como un portador del linaje,
un maestro espiritual verdaderamente cualificado, debe haber
obtenido realmente la realización. Patrul Rimpoché sostenía un
linaje de transmisión ininterrumpido que se remonta al mismísimo
Buda. Y tras él, este linaje también ha sido transmitido sin ninguna
interrupción, de un maestro dotado de realización a su sucesor,
hasta la actualidad.
Patrul Rimpoché y la tradición por él heredada
En la escuela Ñingmapa, a la cual Patrul Rimpoché pertenecía
y que es la más antigua de las tradiciones del budismo tibetano,
hay dos clases de transmisiones. Una es el linaje oral, Kama, pasada
de maestro a discípulo a lo largo de los siglos, y la otra es
el milagroso linaje directo de los Tesoros Espirituales, Termas.
Estos fueron escondidos en el siglo viii por Padmasambhava y su
gran discípula Yeshe Tshoguial, para que fueran descubiertos en
épocas posteriores en el momento adecuado. Las palabras de mi
maestro perfecto es una explicación de las prácticas preliminares
del Longchen Ñingtig, La esencia del corazón del vasto espacio,
un tesoro espiritual descubierto por el vidyadhara Yigme Lingpa
(1729-1798).
Yigme Lingpa, sin apenas haber estudiado, llegó a ser inmensamente
erudito al despertar la sabiduría de su mente en una serie
de retiros de meditación. Él recibió La esencia del corazón del
vasto espacio en unas visiones de Longchempa, un gran lama del
siglo xiv.
Longchempa sistematizó las doctrinas ñingmapas en sus Siete
tesoros y otros trabajos, que abarcan todos los aspectos de las enseñanzas
budistas y, en particular, explican a fondo todas las sutilezas
del Dsogchen, la Gran Perfección. También escribió extensamente
sobre las enseñanzas de otras escuelas, pero estos trabajos han
desaparecido. Aunque Longchempa vivió varios siglos antes que
Yigme Lingpa fue, de hecho, su principal maestro.
Yigme Lingpa primero practicó y adquirió maestría en las enseñanzas
que había descubierto y, posteriormente, se las transmitió
a unos pocos discípulos cercanos que estaban capacitados para
ser sostenedores puros de la doctrina. Uno de ellos fue el maestro
de Patrul Rimpoché, Yigme Guialwe Ñugu, que después de pasar
mucho tiempo con Yigme Lingpa en el Tíbet central, volvió a
Kham (al este del Tíbet). Allí practicó lo que Yigme Lingpa le
había enseñado, viviendo en la falda de una montaña apartada, en
una cavidad del suelo, sin ni siquiera una cueva para resguardarse
Yigme Guialwe Ñugu. Fue el maestro de Patrul Rimpoché. Patrul Rimpoché
recibió sus enseñanzas sobre La esencia del corazón del vasto espacio
en numerosas ocasiones y solía decir que Las palabras de mi maestro perfecto
era simplemente una fiel recopilación de lo que él había oído en todas
esas ocasiones. y con solo plantas silvestres para comer. Se mostraba indiferente
al bienestar y estaba firmemente decidido a abandonar todas las
preocupaciones ordinarias y concentrarse en el objetivo de la realización
última. Poco a poco se fueron reuniendo a su alrededor
discípulos que estuvieron viviendo en tiendas en las laderas de
la montaña azotadas por el viento. Uno de estos discípulos era el
joven Patrul, quien recibió de él, como mínimo catorce veces, las
enseñanzas contenidas en este libro. Posteriormente, Patrul también
estudió con otros grandes lamas de la época, entre ellos el
muy poco convencional Do Khyentse Yeshe Dorye, quien le hizo
reconocer de manera directa la naturaleza de la mente.
Durante su vida, Patrul Rimpoché emuló la total simplicidad de
su maestro. Aunque lo habían reconocido desde su niñez como un
lama reencarnado o tulku (su nombre es una abreviación de Palguie
Tulku) y podría haber tenido una posición destacada en un monasterio,
pasó su vida deambulando de un lugar a otro, acampando
al raso, con el aspecto de un mendigo cualquiera. Si le ofrecían
oro o plata, lo dejaba abandonado en el suelo, pues consideraba
que la riqueza solo produce problemas. Incluso cuando era ya un
maestro famoso viajaba de incógnito y seguía viviendo de la misma
forma simple y despreocupada. Hay incluso una historia de un
lama a quien conoció en uno de sus viajes que, creyendo que él era
un buen compañero que podría beneficiarse de tan extraordinaria
enseñanza, le dio enseñanzas de este texto. En otra ocasión estuvo
viajando con una viuda pobre y la ayudaba a cocinar y a cuidar
de sus hijos, a los que llevaba sobre su espalda. Cuando llegaron
a su destino, Patrul Rimpoché se ausentó diciendo que tenía algo
importante que hacer. Entonces, la mujer oyó que el gran Patrul
Rimpoché estaba enseñando en el monasterio. Fue allí para verlo
y se asombró al descubrir que su compañero de viaje estaba en el
trono dando enseñanzas a una gran multitud. Al final de las ense-
ñanzas, Patrul Rimpoché pidió que entregasen todas las ofrendas
a la viuda.
Él era inmensamente amable con sus discípulos, pero también
inmensamente duro. Trataba exactamente igual a los mendigos que
a los reyes. En todas las situaciones, su único interés era beneficiar
a los demás y siempre decía lo que fuera necesario sin tener
en cuenta los protocolos sociales.
Los estadios de la práctica
Las palabras de mi maestro perfecto pertenece a una clase de
literatura conocida como «guías escritas», triyigs, que emulan y
complementan las explicaciones orales necesarias para elucidar
un texto de meditación. En este caso, el texto en cuestión contiene
las instrucciones para las prácticas preliminares de La esencia del
corazón del vasto espacio.
El ciclo de enseñanzas de La esencia del corazón del vasto
espacio, que Longchempa pasó a Yigme Lingpa, ha llegado a ser
uno de los más extensamente practicados en la escuela Ñingmapa.
Contiene un camino vajrayana completo; empezando con el estadio
inicial de las prácticas preliminares (sngon ‘gro) y siguiendo
con la práctica principal (dngos gzhi) que tiene tres partes: la fase
de generación (bskyed rim), la fase de perfección (rdzogs rim), y
la Gran Perfección (rdzogs pa chen po).
Las prácticas preliminares constan de una sección externa y otra
interna, y nuestro texto contiene, por lo tanto, estas dos secciones,
y además una tercera adicional. La primera, los preliminares
externos o comunes, está dedicada a: 1) las libertades y condiciones
favorables que nos proporcionan una preciosa vida humana,
2) la transitoriedad, 3) los sufrimientos del samsara, 4) cómo el
karma, el principio de causa y efecto, se aplica a todas nuestras
acciones, 5) los beneficios de la liberación y 6) cómo seguir a un
maestro espiritual. Estos elementos son básicos para un entendimiento
correcto de los valores del budismo, y concretamente los
cuatro primeros son las reflexiones que nos llevan a querer dejar
el samsara. Son generales porque constituyen los fundamentos del
budismo en general.
La segunda sección, los preliminares internos, comprende: 1)
la toma de refugio, aprender a confiar en el Buda, el Dharma
(sus enseñanzas) y la Sangha (la comunidad budista); esta es la
base del compromiso budista común a todas las tradiciones. 2)
La generación de la bodhichitta, la «mente de la Iluminación»;
esta actitud de amor y compasión incondicional, que desea llevar
a todos los seres a la libertad total, es la base del Mahayana. 3)
La meditación sobre Vajrasattva y la recitación de su mantra para
purificar los efectos de nuestras acciones negativas del pasado. 4)
El ofrecimiento del Mandala a fin de acumular la energía positiva
necesaria para progresar en el camino. Estas prácticas de purificación
y acumulación usan más las técnicas de visualización y
recitación de mantras específicas del Vajrayana. 5) El Guru Yoga,
la unión de nuestra mente con la mente del maestro, es la raíz
misma del Vajrayana, donde la pureza del vínculo entre el maestro
y el discípulo es de suma importancia.
La tercera sección adicional de estas prácticas preliminares de
La esencia del corazón del vasto espacio está dedicada a la práctica
del powa o transferencia de la consciencia, que es un método
rápido para permitir que aquellos que no han podido llegar al final
del camino se liberen, a pesar de todo, en el momento de la muerte.
Para las prácticas de la segunda y tercera parte es necesario
tener la guía de un maestro cualificado. De hecho, esto es aconsejable
para cualquier práctica espiritual. En el Tíbet precomu-
nista, casi todos los tibetanos se consideraban budistas y trataban
de seguir la ética del budismo, hacer ofrendas y recitar algunas
oraciones y algunos mantras. Esto, en cierto modo, todavía sigue
siendo así incluso en el actual Tíbet ocupado. El término tibetano
para «budistas» en su acepción general es nang pa, «seres que
están dentro» (del budismo). Aquellos que desean seguir el camino
espiritual activamente son denominados chos pa, «practicante del
Dharma». Es esa gente la que se comprometería con estas prácticas,
generalmente repitiendo cada práctica de la segunda sección
cien mil veces; aunque frecuentemente también se repiten otras
recitaciones o prácticas.
A continuación viene la práctica principal, que consiste en las
prácticas de generación y perfección, y culmina con la Gran Perfección.
En la tradición tibetana, el mapa del camino interior es
trazado con asombrosa precisión. Para cada estadio de la práctica
hay explicaciones orales y comentarios escritos. El Vajrayana es
una ciencia de la mente, y un maestro experto de este vehículo
conoce completamente el significado de cada experiencia y la
solución para cada error. En este texto no se abordan los detalles
de la práctica principal, pero vamos a presentar aquí una breve
visión panorámica para dar una idea de la progresión que sigue el
camino después de las prácticas preliminares.
Las prácticas preliminares
Los preliminares externos consisten en las cuatro reflexiones que
hacen que la mente se aparte del samsara.
Los preliminares internos son: 1) el refugio, 2) la bodhichitta,
3) la purificación por medio de la práctica de Vajrasattva, 4) la
acumulación de mérito por medio de la ofrenda del mandala y 5)
el Guru Yoga.
A veces hay otros elementos adicionales, como ocurre en La
esencia del corazón del vasto espacio. El texto de la práctica puede
ser muy extenso o muy breve. Esta es, no obstante, la estructura
general.
La fase de generación
En la fase de generación, uno aprende a cultivar una visión pura
visualizándose a sí mismo y a los demás como budas, visualizando
el entorno como una tierra pura y reconociendo todos los
sonidos como el sonido del mantra que se recita. Este proceso es
al principio artificial, algo que se desarrolla o genera, pero la visualización
corresponde a la experiencia de la visión de los seres
iluminados. Adoptando estos nuevos hábitos de percepción, uno
puede debilitar los viejos hábitos adquiridos con la percepción ordinaria,
basados en la ignorancia y en las tendencias emocionales,
y entrar en contacto con un nivel más sutil de experiencia. Estas
prácticas toman la forma de sadhanas: textos rituales que a veces
son extraordinariamente poéticos.
La fase de perfección
Una vez que la visión pura se ha vuelto ya una experiencia viva,
la fase de perfección completa el proceso llevándolo a un nivel
más interior por medio de diferentes yogas que trabajan con las
energías sutiles del cuerpo.
La Gran Perfección
En las fases de generación y perfección, uno adquiere la sabiduría
ilustrativa (dpe’i yeshe) por medio de experiencias que indican la
naturaleza última de la mente. En el Dsogchen, la Gran Perfección,
la naturaleza de la mente es presentada directa y súbitamente por el
maestro. Se trata de un reconocimiento inmediato de la naturaleza
búdica misma. La práctica posterior consiste esencialmente en
acostumbrarse a ese reconocimiento y desarrollarlo de un modo
cada vez más vasto. Aquí uno adquiere sabiduría real o absoluta
(don gyi ye shes), la experiencia directa de la verdad última.
En cierto sentido, cada nivel de la práctica se asienta en el
previo, pero al mismo tiempo desmonta aún más las capas de los
engaños, dejando una experiencia de la realidad cada vez más desnuda.
Cada práctica es también un camino completo en sí mismo,
en el cual, en aquellos que tienen la sabiduría para verlo, todos los
otros están incluidos. Incluso los preliminares, y de hecho cada una
de las partes de los preliminares, pueden en sí mismos constituir
un camino completo a la Iluminación.
En particular, el Guru Yoga es la esencia de todos los caminos.
Los maestros del linaje a menudo explican que todas las prácticas
deben hacerse en la forma de Guru Yoga. La apertura total y la
devoción a un maestro dotado de realización son el camino más
seguro y rápido para progresar.
Patrul Rimpoché expresa esta importancia capital del maestro
espiritual en el título mismo de este libro, Kunsang Lame Shelung,
que hemos traducido libremente como Las palabras de mi maestro
perfecto.
Kunsang significa «perfecto en todo» o «siempre perfecto».
Es la abreviación de Kuntusangpo (en sánscrito Samantabhadra),
el Buda primordial, origen de todos los linajes. Kuntusangpo se
muestra iconográficamente como un buda desnudo del color azul
profundo del cielo. Sin embargo, no representa a una persona, sino
a la naturaleza búdica misma, la pureza inalterable de la mente que
es la naturaleza esencial de todos los seres. Normalmente, esta natu-
raleza está oculta y es el maestro que ha logrado actualizarla quien
puede guiarnos a descubrirla en nosotros mismos en su gloriosa
desnudez. Lama significa literalmente «no hay nada superior».
Esta es la expresión tibetana para el término indio Guru. Ambas
palabras han sido usadas en exceso en el lenguaje coloquial, pero,
como Patrul Rimpoché explica, para nosotros el maestro espiritual
es el Buda mismo. Él nos hace llegar las transmisiones de los budas
del pasado, personifica a los budas del presente y, por medio de sus
enseñanzas, es el origen de los budas del futuro. Patrul Rimpoché
dice que el Guru Yoga es, en cierto sentido, superior a las fases
de generación y perfección porque abre directamente el camino
a la sabiduría última por medio de sus bendiciones. Shelung, que
significa literalmente «instrucciones de la boca», hace referencia
a que estas instrucciones provienen directamente de la boca del
maestro de Patrul Rimpoché; son enseñanzas orales transmitidas
en el linaje de La esencia del corazón del vasto espacio que han
sido recogidas por escrito.
Los orígenes de esta traducción
Desde el siglo viii hasta la actualidad, los tibetanos han preservado
intactos todos los aspectos del budismo de la India. Pero no ha
sido simplemente una preservación estática de tesoros sagrados.
El Budadharma ha sido la mayor preocupación de las mentes más
privilegiadas del Tíbet durante siglos y ha dado lugar a una extraordinaria
variedad de literatura inspiradora, poética, filosófica
y académica, al igual que a una magnífica y singular herencia
artística y arquitectónica. Pero sobre todo, los tibetanos usaron
las enseñanzas budistas para su verdadero propósito, como un
instrumento con el que transformar la mente humana, y miles
de practicantes, algunos de ellos maestros famosos, otros, yoguis
desconocidos, lograron su objetivo final.
Puede que uno imagine que las mayores glorias del Tíbet pertenecen
al pasado remoto y que los últimos siglos han sido un
periodo de declive, pero esto no es así de ningún modo. De hecho,
cada siglo, incluido el presente, y cada generación ha producido
su dosis de gigantes espirituales. El siglo xix, por ejemplo, vivió
una especie de renacimiento. Patrul Rimpoché pertenecía al movimiento
no sectario o rimé creado por Yamyang Khyentse Wangpo,
Yamgön Kongtrul y otros maestros con la intención de derribar
las barreras que se habían formado entre las diferentes escuelas
budistas, estudiando y enseñando todas ellas imparcialmente.
Este espíritu todavía está vivo en la actualidad, por ejemplo
en Su Santidad el Dalai Lama y en el difunto Dilgo Khyentse
Rimpoché, que fue la encarnación de Yamyang Khyentse Wangpo.
Dilgo Khyentse Rimpoché, al igual que Patrul, provenía del
Tíbet oriental. Pasó veinte años de su vida en retiros de meditación,
casi siempre en la mayor sencillez. Estudió con un gran
número de maestros, incluso conoció en su juventud a algunos
de los propios discípulos de Patrul Rimpoché. Como respuesta a
la terrible destrucción en el Tíbet durante los años 1950 y 1960,
trabajó incansablemente para encontrar, preservar y reimprimir
textos perdidos, establecer comunidades monásticas en el exilio
y, por encima de todo, enseñar e inspirar a la nueva generación.
Consideraba que Patrul Rimpoché era el ejemplo perfecto de un
practicante de Dsogchen y animó y ayudó a la traducción de este
texto, que él consideraba que era la guía perfecta para los practicantes
que empiezan el camino budista.
La traducción de este texto se ha llevado a cabo directamente
desde dentro de la tradición. En cierto sentido tiene su propio
linaje. Dudyom Rimpoché, Dilgo Khyentse Rimpoché, Kanguiur
Rimpoché, Ñoshul Khempo Rimpoché, Pema Wanguiel Rimpoché,
Yigme Khyentse Rimpoché y otros lamas –de los que los
miembros del Grupo de Traducción Padmakara recibieron las enseñanzas
orales de este texto y, durante su traducción, los consejos y
aclaraciones sobre los apartados difíciles– son portadores dotados
de realización de las enseñanzas de Patrul Rimpoché.
Aunque adherirse por completo a las palabras exactas de un
texto original impone cierto respeto en círculos tibetanos, creemos
que tales traducciones a menudo hacen que ideas que son perfectamente
lúcidas y razonables en tibetano parezcan innecesariamente
oscuras e incluso extrañas en nuestra lengua. Así, aunque hemos
tratado de ser coherentes en la traducción de los términos técnicos,
hemos intentado reflejar no solo las palabras, sino también el sabor
y el estilo vertiendo las ideas en un lenguaje natural, manteniendo
la mayor fidelidad posible al tibetano, pero no a expensas de la
claridad y la fluidez del conjunto.
Hay un gran número de notas, y no todas ellas serán de interés
para todos los lectores. De cualquier modo, consideramos que es
importante incluirlas, ya que contienen comentarios provenientes
de las notas de los discípulos de Patrul Rimpoché e interpretaciones
dadas por Dilgo Khyentse Rimpoché y otros maestros sobre
los puntos más difíciles. Estas notas ayudarán al lector a evitar
algunos de los conceptos equivocados más frecuentes sobre las
ideas budistas. Y para los practicantes budistas con algunos conocimientos
previos del tema, estos comentarios aportarán una
dimensión adicional al libro.
MAECENAS IACULIS
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